Bitacora de una campusera. Día 1: odisea aerea parte I.

Bueno, ya las fotos las subí en otro post. Ahora narraré mi viaje.

La mañana empezó muy temprano al tener que levantarme para empezar la aventura hacia el aeropuerto en Maracaibo. Sabía que llevar el computador en su propia maletita más la cartera y la maleta, sería una mala idea. Por cierto, esto lo estoy escribiendo desde el avión en my way to Panamá. Ya después lo terminaré de escribir en Sao Paulo, pero como estaba pelando no me quedó de otra. Como seguía contando, llegué al aeropuerto y luego de buscar los boletos, pagar las tasas y despedir a mi papá y a mi mamá, emprendí mi camino por primera vez sola. Confieso que la emoción de subir fotos y los tweets de todas las personas deseandome buen viaje, me calmó y me obligó a olvidar donde estaba y para donde iba; sobre todo en donde me estaba montando.
Casualmente, en mi vuelo, estaba un compañero de clases. A cuantas personas les toca al lado alguien conocido? En fin, fue lo mejor ya que me pude quedar tranquila un rato en el vuelo. Todo super en el primer de los cuchumil vuelos. El jugo de naranja me ayudó a relajarme jajaja.
Al llegar a Maiquetía me pregunté porque hacer la cola de una vez para chequearme en la aerolínea, pero hice caso. Al bajarme del avión emprendí mi camino a buscar mi maleta. Debo confesar en esta parte, que solo seguí a las personas esperando que alguna también necesitara buscar su maleta. Por suerte, conseguí la correa donde surfearía mi maleta.
Luego de caminar por 9 minutos con un carrito y luego de pasar por un pasillo muy parecido a las oficinas de los Super sónicos, llegué a donde debía registrarme. A todas estas mi hambre era anormal. Luego de conocer a los otros chicos que irian conmigo yo desesperada por comer, fuimos a la parte de migración, me semi desnudaron y bueno conocí algo que se llamaba Duty Free pero por tener un morral (que nos regalaron de Movistar más el ailante del sleeping bag, la cartera y la laptop, digamos que no disfruté nada pasear gracias a todo ese equipaje.
Recordé Maracaibo al llegar a la feria de comida y pedir en Burger King. Lo normal luego de comerme un rico postre, me encaminé a la puerta donde me esperaba mi embarque. Y bueno, aquí estoy, al lado de la ventana del avión, escribiendo esto feliz de la vida porque creo haberle perdido el miedo a los aviones. Al menos este vuelo durará solo 2 horas y media. El que viene fuerte es, el de Panamá – Sao Paulo.
Por cierto, no puedo creer que en el sonido del avión hayan puesto: “El amor” de tito el Bambino, chico no, me habeis matado jajaja.

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